El cuadro -Relato nº 1-
Después de leer muchos de los buenos relatos o microrrelatos que publicáis con muy buena imaginación, me he decido a contar tres relatos míos que no son ficticios, son relatos reales que he vivido y que creo, merece la pena que los de a conocer. Los relatos inventados no se me dan nada bien, así pues, a continuación, os dejo con el primero de ellos.
Empezaré diciendo que, mucha gente no cree en ciertas cosas que ocurren a lo largo de nuestras vidas y que no suelen ser normales, las suelen achacar la gran mayoría de veces a coincidencias de la vida, yo sí creo en algunos fenómenos que escapan a nuestra imaginación o comprensión y que suelen ocurrir. De hecho, cuando comentamos estos temas con mis hijos, nos han relatado algunas cosas de cuando eran pequeños y que, las recuerdan perfectamente, tanto mi mujer como yo las desconocíamos.
Recuerdo, mi padre tenía pasión con mis dos hijos y a veces me comentaba si nos animábamos a tener un tercero, él, se quedó con las ganas de tener uno más o sea tres hijos. La cuestión es que, en el año 1986 llegó nuestro tercer hijo sin tener él, la posibilidad de llegar a conocer.
El niño, tenía unos 8 u 9 meses y un día de repente empezó a quejarse, cuando le cogíamos en brazos se encogía por un momento como si tuviera dolor en el estómago y se quejaba. Viendo que no era normal lo llevamos al pediatra, después de examinar y no encontrar nada anormal, nos dijo que de persistir lo lleváramos al hospital. Efectivamente, al rato de estar en casa nuevamente lo mismo, con las mismas, nos fuimos directamente al hospital, lo examinaron y no vieron nada anormal. No tenía ganas de tomar nada y lógicamente defecaba muy poquito o incluso nada. Nos mandan a casa, estando en casa ese día paso la noche quejándose y encogiéndose en brazos, había momentos que se calmaba, pero al poco tiempo volvían los lamentos y se encogía. Nuevamente por la mañana, nos vamos al hospital, hablamos con el médico comentándole que al niño le pasa algo ya que lo que le ocurre no es normal y le decimos que no somos principiantes que es el tercero hijo que tenemos y algo le ocurre. Nuevamente, lo examinan y lo mismo, al niño no le ven nada anormal, nos vuelven a mandar a casa, ya era una desesperación. Al rato de estar en casa, vuelven los mismos síntomas una y otra vez.
Era una tarde más o menos sobre las 17-18 horas, yo no había ido a trabajar y en el pasillo de mi casa recuerdo que, le gustaba pasear conmigo en brazos y se distraía mirando los cuadros de las paredes que yo le iba explicando. Ese día por la tarde, lo llevaba mi mujer en brazos estando yo también presente por el pasillo enseñándole los cuadros, pero de vez en cuando, se quejaba de lo mismo. En ese pasillo, de todos los cuadros que existen en ambas paredes hay dos oleos pintados por mi padre, son una copia muy fidedigna de un gran pintor extranjero que nunca he vuelto a recordar su nombre, cuando los pintó y me enseño el original de un catálogo de cuadros, francamente, estaban clavados a los originales, debo reconocer que mi padre pintaba muy bien, yo, también dibujaba bien, de hecho, era la única asignatura de todas que, aprobaba con notable o sobresaliente aparte de ganar los concursos que se celebraban en el colegio de dibujo.
Pintado sobre chapa de madera. |
De momento y por arte de magia, uno de los cuadros de mi padre cae al suelo, al caer, golpea el interruptor de la luz y se encienden las luces del pasillo, mi mujer y yo nos quedamos mirándonos mudos y me dice de sopetón, ¡vámonos al hospital! Así lo hicimos, cogimos el coche y nos plantamos nuevamente en el hospital. Cuando llegamos, nos atiende la médica de guardia, nosotros nos tuvimos que quedar fuera como de costumbre después de dar todas las explicaciones habidas y por haber nuevamente.
Al rato, sale y nos dice que, no aprecian nado raro en el niño, eso ya era una desesperación tanto para mi mujer como para mí, le insistimos que el niño no está bien que, se encoje y se queja a ratos y no quiere tomar nada, era algo desesperante. Nos hacen entrar a por el niño para irnos y cuando ya íbamos por el pasillo para salir, sale corriendo la médica llamándonos, ¡un momento! denme al niño, lo vuelven a introducir a la sala y nosotros esperando fuera. Al cabo del poco tiempo sale la médica y nos dice, ¡ahora tienen niño! mañana hubiese sido tarde. Mi mujer y yo nos miramos, no sabíamos si llorar, gritar o que, fue un momento de schok increíble.
Nos explicó lo que tenía, era una invaginación, para aquellos que no lo sepan es una tripa viciada como cuando una manguera se dobla y no deja pasar el agua. Una vez quitada esa invaginación debía de estar un par de días en cuidados intensivos por si se repetía, caso de volver la invaginación tenían que operar, a Dios gracias no se llegó a esa situación. Íbamos a verle a través de la pared acristalada ya que en esa sala había otros niños también con problemas, francamente, aquel cuadro de niños casi todos recién nacidos nunca se olvida.
Cuando llegamos a casa y cogí el cuadro de mi padre y busqué por el suelo las dos alcayatas comprendí que, el cuadro no había caído por mala colocación. Todos los cuadros los había puesto yo personalmente, tenía dos buenas alcayatas y dos buenos tacos de plástico en la pared, además, se de sobra como colocar cuadros, en mi casa he trabajado mucho como para desconocer cómo se coloca un cuadro. Comentado con mi mujer me dijo que, tan pronto cayó el cuadro y se encendieron las luces tuvo un presentimiento que fue el mismo que tuve yo, por eso me dijo de irnos al hospital y tanto a ella como a mí, no nos quedó la menor duda que fue mi querido padre el que nos puso en aviso, la médica tenía razón, mañana, hubiese sido tarde.
Refleja tu relato, Juan, lo inexplicable del amor fraterno... ese que va más allá de lo intangible y que en este caso fue el ángel salvador de tu querido hijo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ayuda sobrenatural familiar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hermoso relato. A veces nos encontramos con ciertos misterios a los que no podemos darle explicación, pero que nos llegan a salvar la vida o la vida de los que amamos.
ResponderEliminarmariarosa
Qué historia tan impresionante. Un beso
ResponderEliminarImpresionante historia que, menos mal, se resolvió para bien. Esperamos las siguientes.
ResponderEliminarJuan, espero que no sea la última historia que nos cuenta por qué tu narración es asombrosa, y mucho más el sentimiento que por supuesto le has puesto dado que es la salud de tu hijo . Creo firmemente que hay fuerzas llamemosla asi que nos avisan . Nuestros difuntos nos ayudan mucho más de lo que pensamos aunque la mente sea influyente . Un fuerte abrazo y gracias por compartirlo.
ResponderEliminarIncreíble pero ¡pasóooooo! Esto no es un cuento, es una CRÓNICA. Y está muy buena.
ResponderEliminar.
ResponderEliminarUma bonita história que me deliciou ler.
Saudações amigas
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Pensamentos e Devaneios Poéticos
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Hola Juan, me alegro que todo acabará bien. A veces yo creo que pasan cosas en la vida, que tienen un porqué.
ResponderEliminarBuena semana.
Un abrazo.
Un relato real, que menos mal que se resolvió bien. Muy bien narrado como tu lo has hecho, te tiene atrapado, queriendo conocer el desenlace. Hay cosas que se escapan a lo que conocemos, pero desde luego, haberlas haylas. La realidad no es sólo lo que vemos y este plano o dimension no es el único.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, amigo y buena semana.
Hola Juan.. Que historia más curiosa, eso demuestra que el arte es algo más que arte.. Me ha encantado..
ResponderEliminarUn abrazo..
Yo también creo no somos capaces de canalizar algunas situaciones pero ocurren por algo. Me alegro que lo tu hijo terminase bien.
ResponderEliminarAbrazote utópico.-
Tanto el arte como el amor paternal pueden superar barreras como el pació tiempo. Muy buen relato, espero los siguientes. Un beso del pequeño protagonista de 9 meses.
ResponderEliminar¡Hombre! Mi querido chulo protagonista, ya conocías la historia, aunque a lo mejor no a nivel de tanto detalle.
EliminarUn besazo cariño y otro para Laura y la gatita, cuidaros que el tema vuelve a estar mal de nuevo.
Nossa!! que história fantástica, Juan, pai e mãe não se perdem, debatem com médicos, insistem, voltam... e se dizem que há algo estranho... há!!
ResponderEliminarVocê contou muito bem, adorei ler, amigo.
Uma feliz semana pra você, na medida do possível.
Grande abraço daqui do sul do Brasil!
Un relato bien narrado, los padres tenemos un sexto sentido y si a eso añadimos esas cositas que ocurren sin tener explicación pues entonces gracias al conjunto ese Jc te puede comentar lo que nos cuentas a todos. Un abrazo grande
ResponderEliminarGenial relato los padres desde el cielo te cuidan. Te mando un beso
ResponderEliminarYo si creo en esas cosas y en otras tantas......... Muy buen relato amigo. Saludos.
ResponderEliminarParee real, y aunque no lo sea, muy buen anécdota. No se sabrá nunca qué fuerzas, o frecuencias activas actúan y que no vemos ni entendemos. Para mí que el abuelo quiso avisar.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Qué tremendo lo que nos cuentas, Juan! te creo por completo, fue el alma de tu padre que estaba presente en ese momento en que cayó el cuadro pintado por él...y fue él mismo quien les avisó que tu hijito corría peligro. Gracias a Dios ustedes hicieron caso a ese presentimiento y el niño se salvó. Yo sé que sería muy largo extenderme en algunas explicaciones, pero seré breve: La muerte no existe, tu padre vela por ustedes desde el plano espiritual donde se encuentra. Un abrazo grande.
ResponderEliminarHola Juan, nos dejas emocionadamente encogidos por este relato vital (con hermoso final), que es el paradigma de que las fuerzas extrasensoriales están ahí y actúa en tiempo y forma de manera selectiva…siendo capaces de prestarles atención y canalizarlas de manera adecuada y coherente….
ResponderEliminarUn abrazo
Siempre se ha dicho que la realidad supera a la ficción. Estupendo en todos los sentidos Juan.
ResponderEliminarUn abrazo
Querido amigo no me cabe duda de que ocurren cosas como esta muy a menudo y quizás no queremos verlas. Nos la narras de una manera maravillosa. Es un verdadero placer leerte. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarBoa noite, Juan!
ResponderEliminarUma história muito envolvente.
Acredito que existe sempre alguém que olha pelos que amamos!
Um beijinho!
MegyMaia👄💕👄
Hay Juan que deseperacion, soy madre de tres tambien y se lo que se siente cuando un hijo tan chiquito no puede manifestarse con palabras y se vuelve mas angustiante y mas cuando los mismos medicos te dicen "no tiene nada" sin embargo somos capaces de detectar cuando algo no esta bien.
ResponderEliminarY creo totalmente en la fuerza del amor de aquellas personas que no estan fisicamente pero no protegen diariamente. Creo que tenemos nuestros propios angeles, eso explica muchos milagros como el de tu hijo, niños que caen de cierta altura y salen ilesos , y muchos casos mas que ahora podemos ver en videos en internet.
Me alegro que tu hijo se haya salvado y seguro que se lo contaran ahora de grande, es una hermosa anecdota con su abuelo, su angel.
Un beso enorme Juan me encanto tu historia de hoy y prometistes mas eh? no te olvides
(*・‿・)ノ⌒*:・゚✧
Siempre me gustaron los hechos paranormales y está claro que en tu caso ha ocurrido uno de ellos y gracias a eso se salvó tu niño.Saludos
ResponderEliminarMenos mal que vieron lo que tenía y lo curaron. Besos.
ResponderEliminarOs doy las gracias a todos por vuestros comentarios. Siempre es un placer leerlos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo amigos.
Uffffffffffff, qué fuerte lo que os sucedió. Afortunadamente pudieron curarlo y no pasó nada. Una historia muy bien narrada. A veces la energía de las personas que ya se han ido, queda latente en la casa y nos avisan de peligros. Yo sí que creo en estas energías. Enhorabuena por poder salvar la vida de vuestro hijo.
ResponderEliminarSaludos
Una historia que trasmite muy bien por lo que pasaron en todo momento. La intuición y el amor de padres e hijos va más allá de la lógica. También la de esa doctora que dio con el tratamiento adecuado. Abrazo
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