El recuerdo de una rosa roja perfumada





Inmerso en la morada
donde el desencanto habita
y las tinieblas hablan,
tu cuerpo de rosa perfumada
en un ir y venir de arrogancia incierta
prevalece sobre las sombras de la vida.
Escuché la voz angustiosa
y el latir de tus sentidos
adornados por pensamientos ocultos
de algún pasado incierto.
Por un momento
intenté acariciar tu rostro de tez blanca
y brumosa armonía
deshaciendo tu hermosura
como sombra en su agonía.
Y todo pasó
como si la noche y el día juntos,
de un acto a otro,
quedaran fundidos
por extraña energía.
Oí pasos alejarse y, adentrándome
en esa conciencia brumosa,
pensé encontrar explicación al acto reseñado
quedando exhausto
al comprobar que aquellos pasos
eran los míos lejanos,
y a mis pies yacía postrada
tu rosa perfumada.
                                                                         Juan Tarrero Sarabia




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